: La Espera Adecuada

Nombre*:Mauricio Cardozo
Género*:Cuento
Título*:La Espera Adecuada
:Brisa se encuentra caminando en una mañana ni fría ni caliente ni templada, sólo una mañana de esas en las que ni el clima ni los pronósticos favorecen al ánimo.

Anda con esa mirada perdida y baja, digna de quienes caminan sin saber a dónde van, pero no por no tener a donde ir, sino por no querer llegar a esos lugares. Ella tiene claro lo que quiere, o bueno, a veces es lo que quiere aparentar. Brisa confía en que el tiempo le regrese lo que le quitó, a pesar que ahora le ha dado otras cosas, ninguna cubre los vacíos del pasado y tampoco se compara con lo que ya no está. Aunque abandonar fue su decisión, lo que ha encontrado ha sido sólo "devolución de favores", "ajuste de cuentas" de la vida. Algo que no había recibido de quien sí debía ajustarle.

En esta época de soledad sus pies le trajeron al peor lugar, al lugar donde todo comenzó, y en medio de nuevos y viejos vacíos, sin tener respuestas ni soluciones recordó; incluso antes de todo haber empezado, en quién había encontrado siempre al menos el soporte para sus sueños y las alas para sus ganas de volar.

Mientras sigue caminando, va pasando por encima de recuerdos. Acá me estaba esperando en la primera cita. Piensa, sonríe y se dice: Llegué tarde y las rosas me esperaban. No pierde su sonrisa… Acá nos abrazamos esa tarde… Allí nos besamos por primera vez…

El lugar está lleno de recuerdos, actúa además como si no quisiera dejarlos pausados un momento y volver a su soledad. Con ellos vuelve a sentirse segura, tranquila y sonriente otra vez.


Brisa no sólo sigue recordando, cada imagen que revive le va casi obligando a llamarlo, no sabría qué decir exactamente, no podría aceptar su derrota fácilmente y solicitarle el regreso a la vida, la resurrección prometida de aquel amor. Sostiene un monólogo mientras toma asiento en la mesa 21 de la plazoleta; como tenía que ser, ahí antes se habían sentado a pelear contra el reloj que nunca se detuvo. Lo que revive en su silla le da casi el último impulso que le llevase a llamarlo. Así que sale de la plazoleta buscando un cartel de minutos, una cabina o un ángel que le de el impulso debido y faltante. Va pensando qué decir, cómo hablar, con qué excusa anunciar su derrota y recibir los abrazos de espera oportuna que él le había ofrecido.

Lo ha encontrado, a unos diez metros de su lugar observa un cartel grande anunciando "LLAMADAS" y una señora con celulares en su mano. Su alma tiembla nerviosa y se va dirigiendo con la lentitud apropiada, aún no llega la señal. Pasa casi decidida por el lado de la señora que vende las llamadas, acompañada de su hijo, su gran ayudante, quien le dice a Brisa, como si notase su necesidad en su mirada: ¿Vas a llamar? Brisa lo ve, le sonríe con la sensibilidad que le entra al verle tan pequeño en la condición de vendedor. Lo piensa dos veces y le dice «No, gracias.» Sigue con su lentitud pero dos pasos más adelante se cubre de arrepentimiento, gira su cuerpo, mira al niño y a la señora y dice «Sí, mejor llamo de una vez» sólo por querer aparentar que esconde la necesidad. La señora le entrega un celular en la mano, y Brisa, sólo por querer seguir ocultando su afán le pregunta mientras digita el número «¿Es su hijo?» A lo que la señora le responde: Sí, es un ángel…

El teléfono empieza a contar cada timbre, Brisa sabe que después del cuarto el impulso del ángel podría ser en vano. Aparentemente, así es. Del otro lado, esa llamada había sido esperada por tanto tiempo que ahora posiblemente ya no era el momento adecuado para recibirla. Brisa suspira, ve al ángel y vuelve a tomar impulso. Insiste con la llamada, el teléfono empieza a contar otra vez los timbres pero ahora Brisa obtiene su respuesta. Se le hace una especie de compresión y vacío a la vez en el pecho y lo saluda, pregunta por él aunque no resiste tanto. Brisa le dice con nostalgia «Han pasado muchas cosas, te extraño y además, pude entender que tú eres lo que quiero.» Del otro lado él le responde: Yo también te extraño y desde el primer día no he dejado de quererte, pero ahora estoy ocupado, no es para mi el momento de hablar de eso, Brisa. Durante mucho tiempo me levanté a la espera de esta llamada y hoy ya no sé si es tarde. Yo te llamo en estos días y hablamos. Tal vez esperaste más de lo adecuado.

La esperanza que reposaba por el regreso de Brisa en él, ahora cambia de bando; como otro ajuste de cuentas, y se posa sobre el alma de Brisa para iluminar el ahora anhelado regreso de él.

Brisa termina la llamada, piensa que no debió llamar. Cuelga, pregunta cuánto es, paga, y el niño le dice con la seguridad de quien lo ve todo: No llores, a todos nos llega todo lo que queremos con el esfuerzo debido y la espera adecuada.

Mauricio Cardozo.
mauriciocardozot.tumblr.com



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2 comentarios:

  1. Lo que es para uno vine solo y sin esfuerzo.
    En la vida como en la muerte siempre se lucha antes las incertidumbres pero JAMÂS contra las certezas.
    Eso no es AMOR:)

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  2. Nada debe volverse un tormento ni una obsesión porque te puede dañar y lo sabes ;) sigue tus sueños VERDADROS

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