: El fantasma de la doncella estefanesa

Nombre*:Giovanna Rivera
Género*:Arte
Título*:El fantasma de la doncella estefanesa
:Como cisnes diáfanos entre las estefanesas aguas, los austros de la noche flotaron sobre los espejos de la superficie de mármoles en el convento de Noviella. Se sumergió aposta el carruaje de cierzo por debajo de la, con aldabas, puerta en ébano. Danzó de aqueste fario de veste de hálito algente su empresa, palpitando en los sirgos del dosel y tomóse la forma de un espectro dó el rostro con sus dos ejércitos de soles se aposentaban en la, entre sábanas cárdenas, doncella marginada y con don de Gorgonas atisbábanle las castas poridades.

¡Vaya vida azarosa de la enclaustrada de Noviella! Señera en su aposento escoltado por un cuadro de Artemisia y la escultura de un principesco efebo marcial; aqueste, la más cercana efigie de la añoranza del sagrado impulso de la pasión, cual añorados por el poeta son la filis y el estro.

En el balcón vagáronse de la romancesca mártir, sus luceros, ojos engeñosos que desean el franquear del asedio y del asedio no franquear al deseo. Posóse el espectro detrás de la manceba y ensortijó las nieves de su hálito ciñendo al femenil cuello. Adentróse una parte de él en la testa de la doncella dó poseía el engeño celado y el faldrimiento de leer el deseo fogoso y anastasio de su fermosura y asmamiento.


Hablóle entonces a la estefanesa:

-¿Buscáis condena a mala obra? Si pretendéis huir, factriz de las comedias, huid entonces doncella, id dó vuestra gesta fenecerá en ponzoña del alma y usurpará al blasón en pugna y querella. Id dó la iniquidad es maestra de toda belleza. Sabéis que la beldad no sabe posarse en vos como en esotras doncellas, que el hado no ha de nombrarte Erato o dea o invicta, que sois deforme, distinta y de faltos de engeño y razón la primera.

-¡Vástago aborrido de los malastrugos pensamientos engendrados en ánima, corazón y testa! De vergoña y malvestad contened de ataviar vuestro verbo. Díjole la mártir sin atrever a volver el sublime rostro al traslúcido espectro.

-Si pretendéis escapar, curtida de la tragedia, escapad entonces manceba, id y enamora vuestro estroído corazón del arpón y la saeta y convertid el pensamiento diudo en rebto loco, le replicaba con desdenes el fantasma junto con el tañido del candil de cristal; sabéis que el pasado en presente siempre ha de hallar lecho y el vuestro es airete que derriba las torres escaladas por vuestra ánima y proclama austera la vida.

La sitiada que hallaba prudencia en el temor como vástago de la natura, creyó también del valor, su contrincante, en el saberlo vencer su armadura y menester pensó la doncella desvelar el rostro enemigo que su esfingir y felicidad abstenía.

Al volverse miróse en el reflejo de los espejos marmóreos señera, ella había sido el rostro rival, el discrepante espectro, pugna del diferir mismo del pensamiento.

Y ensogó la estefanesa doncella los sirgos cárdenos y cenicientos. Desde lo alto de su balcón dejó caer los velos, deslizóse la bella de ellos y del claustro del lóbrego monasterio rauda huyó la fausta con el corazón enteo.

Si de litigar miedo y deseo, el segundo ventaja posee sobre el primero.
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