: Tupac


Nombre*:Angel
Género*:Fantástio
Título*:Tupac
Cuento:
A veces pienso que mi vida no tiene ingredientes normales, me suceden cosas raras como esta historia que voy a referirles. Aunque si pienso un poco mas seriamente quiza sea una vida como todas las demas solo que tengo una curiosidad que es alimentada por una cierta dosis de fantasía que termina por desembocar en un cumulo de autoengaños que me hacen lo que soy. Pero como siempre, me paso algo raro: era de madrugada cuando me desperto, me sobresalto, una carcajada de esas que se derraman desde el fondo de un alma cual la crecida de un rio. era una risa alegre, como cuando me rio yo cuando alguien esta haciendo un papelon, o cuando el papelon lo hago yo. Una risita, que venia de la panza de la Feli. Desde ahi, desde el fondo mismo de la cama, desde esa panza envuelta en cubrecamas y de la que salia una claridad extraña. Yo me acerque muy despacio, internandome debajo de la sabana sin interrumpir esa risa insistente para mirar como miraba por la puerta entreabierta del cuarto de papa cuando retaba a mi hermana para despues reirme de sus caras. Cosa rara, nunca me habia pasado pero por alguna gracia especial esta vez pude ver hacia adentro de una persona, al interior de ese mundo rodeado de visceras aplastadas, debajo del azul profundo de unos pulmones hinchados a toda vela y habia un chiquito jugando. Se reia quien sabe desde cuando, y yo lo miraba y me reia tambien de su risa. La risa cuando es buena se contagia, se convierte en epidemia, es como el amor, cuando amas a alguien lo contagias, no se, es algo que a veces pienso. No se como ocurren esas cosas pero dentro de la panza habia un universo completo, es decir ahi adentro era un dia radiante y habia una naturaleza que rebasaba de colores y de soles. Era un dia lleno de ese niño que pasaba de arboles a
bicicletas y de ahí a correr en el pastizal con la misma naturalidad que uno entra y sale de un cuarto a otro. Nada ahi dentro es como aqui afuera, se escucha como una tenue musiquita, un ruidito de fondo alegre, parece no existir el odio ni la moneda de cambio. Presenti que ahí no hay amor, no porque nadie ame a nadie sino porque quiza la palabra amor le queda muy pequeña a tanto sentimiento. Y ahí, en ese pequeño hueco dentro de un ser que supongo todas las madres tienen por igual, hay un sentimiento mucho mas grande que esa palabra tan corta y cerrada, es mas significante esa risa, en esa cabeza crespa, que la inutilidad de ponerle a todo una palabra que lo identifique. Yo lo espie un rato largo con cierta melancolia invitado a escuchar esa risa limpia, sin interrumpir, y su risa se desgranaba en una invitacion al juego y a un espacio que ya no existe mas que en ciertos interiores, de ciertas madres, en ciertos lugares, a la hora en que la vigilia se convierte en un paseo onirico de niños y de soles.
Angel Aliaga

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