: Cosecha


Nombre*:Sebastián Aguilera
Género*:Fantástio
Título*:Cosecha
Cuento:
Las almas son aburridas y nada de lo que digan los artistas puede cambiar eso. El destello que dejan cuando las arrancamos de los cuerpos es apenas un chispazo sin gracia y sin trascendencia.
Me traen una jovencita que es casi una niña con los ojos tapados. Llora a gritos esperando algún héroe que la salve. A su lado, sin que ella lo sepa, hay un hombre descuartizado que estaba destinado a cumplir ese rol. Miro a mis aprendices con desaprobación. Han dejado las tradiciones de lado, como si no les importase lo fundamental: Si no sueñan con héroes, las almas no sirven como armas. Les enseño a insertarle la esperanza de que será salvada antes de extraerle su alma. Miran maravillados cuando sale entera, a pesar de que su cuerpo se parta en pedazos.
-Siempre creí que eran historias. Nunca vi un alma entera- Susurra uno de mis aprendices.
-Gran cosa. Un destello aburrido e insípido- Respondo- La próxima quiero que hagan las cosas cómo les dije. Me las puedo arreglar para que les pase lo mismo a ustedes.
No dicen nada, simplemente llevan el cuerpo a la cámara de desmateriarización. Nos toma una semana hacer desaparecer el equivalente a un poblado. Es una buena cosecha.
El problema que tuvimos fueron los cuerpos. Los hombres siempre temieron cuando su población caía de golpe. Por suerte tuvimos agentes a los que se les ocurrieron grandes ideas: La inquisición, las guerras. Algunos fueron más allá como Mao, Hitler y Stalin, que nos ayudaron como nadie.
Nos avisan de que llega otra camada de hombres. Ellos pensarán que han muerto por el hambre y los malos gobiernos después de que carguemos algo nuevo a su inconsciente colectivo. Les enseño a mis aprendices doscientas nuevas maneras de tortura. La que me hace sentir orgulloso es la de sacarles el alma a medias a ciertos hombres de mirada soñadora, haciendo que sean conscientes de que la tortura va a terminar en su no existencia. Me aplauden.
-Incluso pueden usar esto para crear miedos en países enteros. Divisiones sociales, odios como en esos dos países. Sus almas se vuelven ideales para convertirse en explosivos – explico-
-¿A que temía u odiaba cuando fue uno de ellos? – Axolot es demasiado curioso. Incluso me hace pensar en él como humano.
-A los que preguntan estupideces – Respondo con cinismo- Extraño caminar entre las montañas de cuerpos pudriéndose. Me hacen pensar en lo que traicioné a cambio de la inmortalidad, e incluso a veces me pongo melancólico y sé que soy un traidor a mi propia especie. Sin embargo la inmortalidad y un nuevo mundo lo valen.
-Hemos desarrollado unos nuevos modelos. Esto le va a encantar -
Uno de mis aprendices me saca de mi monólogo, le agradezco en silencio. Me sorprende la creatividad que tienen, hay mucho que no entiendo de esos aparatos, lo importante es que sirven para que les quitemos el apego a la vida a los hombres sin que se den cuenta hasta que prácticamente nos piden a gritos que los liberemos de su existencia. Ya no dependemos tanto de la guerra, nos mecanizamos. Me impresiona que no se den cuenta. Me impresiona verlos tan apegados a esos aparatos.
-¿Cómo se usan? - Pregunto intentando comprender su uso como hombre.
Demora un poco en responder, me muestra la forma en la que los hombres se van aislando socialmente metiéndose en esas redes virtuales que hemos descubierto que sirven para convertirlos en nuestro "ganado". No saben que cada vez tienen menos ganas de vivir, de soñar. De vivir aventuras. No saben que de a poco los estamos matando. Tampoco les importa.
-Al final no me dijiste como se llaman -
-Celulares y tablets
El nombre no me dice nada. Solamente sé que nos traerán el equivalente a un país, o más.
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