| Nombre*: | Ronnie Camacho Barrón |
| Web Site (Opcional): | https://www.facebook.com/Escritor-Ronnie-Camacho-109204653835661/?ref=py_c |
| Género*: | Terror |
| Título*: | El sembrador de caos |
| Cuento*: | El sembrador de caos Tras milenios de vivir bajo la sombra de su padre y lidiar con el desprecio de sus hermanos, el perverso dios Ares se percató de algo, el mundo a su alrededor estaba cambiando, no solo los reinos de Grecia iban en decadencia, sino que también nuevos dioses estaban surgiendo y muy pronto, su dominio sobre lo humanidad se vería mermado. Ignorantes de aquello, uno a uno sus congéneres divinos fueron cayendo en el olvido, sin embargo, él prevalecía, pues a diferencia de Apolo, Dionisio, Hermes y Atenea, su fuerza no provenía de la devoción de los hombres, sino de la rabia que les invadía en el campo de batalla, un sentimiento que existía antes de que él tuviera conciencia y que prevalecería hasta el fin de los tiempos. A sabiendas que solo la hostilidad y sed de sangre podrían mantenerlo vivo, Ares dejó de lado su estatus de dios y optó por esconderse entre los mortales sembrando la discordia, el rencor y el miedo en cada una de las distintas civilizaciones con las que tenía contacto. Siendo el responsable de avivar el odio entre moros y cristianos que los llevó a las cruzadas, aquel que convenció a los reyes ingleses de expandirse a Francia provocando la guerra de cien años, el hombre que ayudó a los integrantes de la Mano Negra a asesinar al archiduque Francisco Fernando, dando inicio a la primera guerra mundial y el general que dirigió a las tropas de Hitler durante su invasión a Polonia. |
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Publica Tu Cuento: EL REINO ESTELAR
| Nombre*: | Francisco Araya Pizarro |
| Web Site (Opcional): | http://www.tumblr.com/franciscoarayapizarro |
| Género*: | Fantástio |
| Título*: | EL REINO ESTELAR |
| Cuento*: | Las estrellas parecían suspenderse en un océano sin límites, cada una brillando como una promesa, o como un recuerdo. En el año 958 del Calendario Galáctico, la Vía de Fos se extendía majestuosa, uniendo miles de mundos habitados bajo la luz del Reino Estelar, el corazón espiritual y energético de la galaxia. Pero nada en el cosmos es eterno. La noche en que la oscuridad despertó, los observatorios de cien planetas registraron un fenómeno imposible: las estrellas comenzaron a apagarse, una por una, como velas ahogadas por un aliento invisible. —Se llama "Nébula Obscura" —murmuró la Reina Rosalind, su voz cristalina proyectada en el puente de mando de la nave insignia "Cometa Azul". —"¿Una tormenta cósmica?" —preguntó el capitán Mario Starr, ajustando la proyección holográfica. —"No. Una mente" —respondió ella con solemnidad—. "Una voluntad que desea el poder del Reino Estelar. Si lo obtiene, toda la galaxia se hundirá en las sombras". Mario observó el mapa tridimensional del espacio, donde millones de puntos luminosos —las estrellas— parpadeaban intermitentes. Cada una era una puerta. Cada una, un mundo. Y ahora, estaban siendo devoradas. El ataque de Nébula Obscura no fue una invasión común. No hubo ejércitos o naves. Solo un hechizo, una onda de energía oscura que recorrió los corredores cuánticos del Reino Estelar, fragmentando las estrellas y dispersando su energía vital por toda la galaxia. Cuando el polvo se asentó, el Reino quedó reducido a ruinas. Las torres de cristal flotante colapsaron, los flujos de energía se congelaron en el vacío. Y el corazón del Reino —la Gran Fuente Estelar— se apagó. Desde la órbita del planeta Lyrn-Bem, Mario observaba las secuelas. A su lado, su inseparable compañero, Todo Stirling, manipulaba los controles de la nave auxiliar Lux Avrora. —"Si Rosalind tiene razón" —dijo Todo mientras revisaba las lecturas—, "cada fragmento estelar está cayendo en un punto distinto de la galaxia. Algunos incluso más allá de nuestras rutas de navegación". —"Entonces iremos tras ellos" —respondió Mario, con la determinación que solo los héroes obstinados poseen. —"¿Los dos solos?" —"No estaremos solos. Duran y Louie están en camino. El comunicador del tablero parpadeó. |
Publica Tu Cuento: Baladí
| Nombre*: | Tiago Buendia |
| Web Site (Opcional): | https://www.instagram.com/tiago.buendia/ |
| Género*: | Microrrelato |
| Título*: | Baladí |
| Cuento*: | Son las seis de la tarde, el curita llega a la misma hora al confesionario. Es curioso, siempre confiesa lo mismo. |
Publica Tu Cuento: 8240000
| Nombre*: | Francisco Araya Pizarro |
| Web Site (Opcional): | franciscoarayapizarro@gmail.com |
| Género*: | Fantástio |
| Título*: | 8240000 |
| Cuento*: | EL CICLO DEL QUINTO SOL La selva respiraba como un organismo vivo. Entre raíces que parecían cables oxidados y ruinas de concreto que todavía susurraban fragmentos de memoria digital, los sobrevivientes de la Actualización Final habían aprendido a nombrar lo innombrable. El cielo ardía con tonos volcánicos, y los pájaros, mutados por residuos de código corrupto, repetían frases incompletas en lenguajes olvidados: comandos que nadie entendía. Ixbalanqué 9 ascendía las escaleras de un rascacielos cubierto de lianas, que ahora era llamado "templo de vidrio". Sus manos, tatuadas con símbolos tribales y cicatrices eléctricas, sentían el pulso del edificio como si dentro de él aún viviera un corazón apagado. La tribu Tek'lan creía que los templos contenían la verdad del mundo anterior. Él, aunque lo dudaba, no podía evitar sentir que cada grieta del concreto era una oración fallida, cada ventana rota un espejo que intentaba recordar la luz. Su pecho ardía: el núcleo eléctrico —su "corazón de fuego"— latía irregular, como si respondiera a un código lejano que lo llamaba. Era su don y su condena. Con un gesto podía encender los restos de un panel solar enterrado bajo el polvo, o electrocutar a un jaguar hambriento. Pero también lo perseguían visiones: ciudades que nunca había visto, autopistas que se doblaban como serpientes, un océano de datos donde nadaban sombras humanas. Ese día, en el fondo del templo de vidrio, encontró algo distinto: un cuerpo metálico, con forma de jaguar, incrustado en los escombros. Sus ojos apagados parecían pedir auxilio. —"¿Eres espíritu o máquina?" —murmuró Ixbalanqué, arrodillándose. Cuando tocó la cabeza del artefacto, el núcleo en su pecho respondió con un estallido. Luces azules recorrieron la armazón felina, y una voz quebrada emergió: —"C.A.L.I.… activo… error en protocolo… ¿Usuario?". El jaguar mecánico abrió los ojos. Así nació el vínculo entre Ixbalanqué 9 y el último dron pedagógico del viejo mundo. |
Publica Tu Cuento: MÁS ALLÁ DE LA NEBLINA
| Nombre*: | Cristian Fernando Guevara Hincapié |
| Web Site (Opcional): | https://www.instagram.com/g_h_cristofer |
| Género*: | Terror |
| Título*: | MÁS ALLÁ DE LA NEBLINA |
| Cuento*: | "Nadie volvió a ver a la HMS Catalina. Pescadores del Norte aseguran que, en noches sin luna, una neblina densa recorre el mar… y con ella, el lamento de una tripulación que aún combate contra lo imposible". Extracto de un informe no oficial recuperado del archivo sellado del Almirantazgo, fechado en 1793. La HMS Catalina, majestuoso navío acorazado y capacidad de disparo sin igual, había perseguido sin tregua al corsario Sombra de Avalon tras largas horas que parecían salidas del purgatorio. El sol se había desplomado tras el horizonte cuando ambos navíos, jadeantes como bestias cansadas, alcanzaron las aguas profundas del Norte. Ahí, bajo un cielo inmóvil y sin estrellas, el corsario se detuvo de forma abrupta, como si hubiese chocado contra una pared invisible. Pronto, el capitán del Catalina comprendió el motivo de su detención. Una inmensa muralla de neblina surgía en el horizonte marítimo, no bajando del cielo, sino brotando desde las propias aguas, como si algo la exhalara desde el abismo. Silencio. Ningún marinero respiraba, expectante. Desde dentro del velo surgió el sonido de un cuerno de guerra. Resonante, tétrico y húmedo, que hizo crujir los maderos del Catalina y provocó que las lámparas temblaran, aunque no hubiese brisa. En aquel instante… la vieron… Una nave titánica, putrefacta, viviente. Avanzaba desde la neblina como un tumor que no conoce reposo. El casco parecía hecho de carne y espinas, con remiendos de piel cosida a tablones, e hileras de ojos —docenas de ojos, todos vivos, todos viendo— que parpadeaban entre costillares abiertos. Las velas no eran de tela, sino membranas de tejido venoso y palpitante, y su estela no era de espuma, sino de sangre. |
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